Carla era especial, sin ella saberlo, era especial. Todos los hombres (y alguna que otra mujer) se quedaban engatusados admirándola cuando salia a pasear por las ramblas de Tarragona. Carla tenia 19 años, pero ya estaba cerca de la veintena, su cabello era de un rubio salvaje que te cautivaba nada más posar los ojos en su rostro. Ojos azul verdoso unos labios gruesos de lo más deseables y un cuerpo que rozaba la divina perfección.Nadie quedaba indiferente al ver tal espectáculo echo mujer. Y mucho menos yo.
Todo empezó en la sección de películas del Eroski en donde trabajo como reponedor y en atención al cliente. Bien, un buen dia, mientras colocaba bien las estanterias de DVD, la ví entrar, oh Dios, era preciosa, era la chica en que siempre me fijaba cuando la veia en las Ramblas!!!!!! Se acercó donde yo seguia recolocando copias de Superman Returns y Batman Begins. Estaba paralizado, y, probablemente, con una cara de gilipollas increible. Me estaba mirando a mi? Oh Dios, joder viene aquí, que hago? Todos estos pensamientos fueron interrumpidos cuando su dulce voz dijo:- Hola buenas, teneis la película El sentido de la vida, de los Monty Phyton?- Esto... pues no lo sé... espera que preguntaré a un compañero.... un momentito. No puede ser, reacciona idiota!!! Mientras me dirigia al compañero que tenia el ordenador donde salia toda la información de stock, iba tranquilizándome y trazando un plan. Pregunté y no, no estaba dicha película. Volví donde estaba ella.- No lo siento, hace tiempo que no la tenemos.- Oh vaya! Esque es la única de los Phyton que no he visto y me gustan muchísimo.Y aquí por fin se me encendió el cerebro.- Oye, tal vez te parezca algo extraño, pero yo tengo esa película, podriamos quedar para verla. Sin cosas raras, vale? no soy un perturbado ni nada así.- Ja, ja, ja, ja, ja, el que lo digas así no ayuda mucho, sabes? Pero... por qué no? Te parece bien si quedamos en la cafeteria Punt de trobada?- Bien, vale, perfecto. A eso de las seis?- Si, perfecto. Allí estaré.
Y tal como vino se fué. Acabé el turno a las cuatro, fuí a cambiarme y comí en uno de los restaurantes del piso de arriba. Eran las cinco y media cuando me presente en la cafeteria. Estaba nervioso como un crio al ver los regalos de reyes en el sofá. La cabeza me daba vueltas como una peonza desbocada.Finalmente, un precioso coche negro aparco justo enfrente y ella bajó tan guapa como en la sección de DVD. Se sentó delante de mi sonriendo. Me tenia loquito, todo un jodido amor a primera vista. Hablamos de varios temas, entre ellos presentarnos, cosa que ni siquiera habiamos echo, para conocernos mejor y tal. Despues de unos cuarenta minutos de animada charla, subimos en su coche y emprendemos el camino hacia mi casa, en la calle Gasómetre.Subimos, le enseño la casa (por suerte mis padres estaban de fiesta con unos amigos), y, sin más preámbulos, ponemos la película prometida. Sentados juntos en el sofá empezamos el visionado de la cinta. Aún recuerdo su risa en la escena de Mr. Creosote. Acaba la película y la comentamos entre risas. Ella se sienta más cerca de mi y no puedo evitar el curso de la naturaleza: me aparece una erección tremenda.Intento ocultarla, pero lo único que consigo es hacer más evidente que le pasa algo a mi entrepierna. Ella sonrie.- Te pasa algo?- No, nada, nada - estoy nervioso, muy, muy nervioso.- No pasa nada? Creo que intentas ocultar lo evidente Guillem.Sigue sonriendo de una manera extraña. De repente acerca su mano hacia el bulto de mi pantalón, estoy completamente paralizado y con cara de atontao. Su mano llega a destino y mientras sigue sonriendo lascivamente, empieza a masajearme el pene por encima del pantalón. No puedo más, borro la mirada estúpida de mi cara y cogiendola suavemente por la barbilla acerco mi boca a la suya y la beso con pasión. Primero parece que la haya pillado por sorpresa, pero enseguida se rehace y empieza a introducir su lengua, que enrolla a la mia como si se tratara de una serpiente. Pasamos un buen rato besándonos como si se acabara el mundo. Ella coge el mando de la situación, me quita los pantalones agitadamente mientras yo le desabrocho la camisa sin dejar de besarnos como si hubieramos encontrado una fuente enmedio del desierto.
Finalmente quedamos en ropa interior, Carla se quita el sujetador mirándome a los ojos. Libera sus perfectos pechos contra los que me lanzo para devorarlos. Muerdo, chupo, succiono, amaso, todo lo que podia, mientras ella emitia gemiditos de placer que me daban a entender que le gustaba lo que le hacia. sin para de lamerle todo el cuerpo, me arrodillo en el suelo y la acabo de desnudar, quitandole sus braguitas, que estaban bien mojadas. Las lanzo hacia atrás y mi lengua se abre paso entre sus labios vaginales. Entonces si que empezó a jadear en serio. Lamia arriba y abajo sin parar, con desesperación, luego cambiaba de velocidad aciendolo más pausado, luego inicio un mete-saca de mi lengua en su cueva de amor para acabar succionándole el clitoris mientras le penetro con un par de dedos y con la otra mano sigo masajeando sus pechos de fantasia.Consigo que llegue a su primer orgasmo tras diez increibles minutos de trabajo oral y manual conjunto. Bebo sus jugos vaginales ansioso como si fuera la fuente de la eterna juventud. Su respiración agitada y su cara enrojecida muestran que le ha gustado mucho mi trabajo y en su mirada picarona veo que me va a recompensar por ello. me dice que me tumbe en el sofa y le hago caso de manera sumisa. Mira mi bulto incandescente en los calzonzillos con ansia voraz en su mirada. Practicamente me los arranca de un fuerte tirón que me sorprende. Por fin mi amiguito se ve libre y se alza orgulloso y desafiante ante Carla, quien empieza a acercar su cara en rumbo de colisión contra él. Agarra fuertemente mi serpiente de un sólo ojo con la mano derecha, ya puedo sentir su aliento sobre ella. Poco a poco empieza a pasarle la lengua arriba y abajo dejando un reguerito de saliva por todo el tronco de mi virilidad. De repente se mete toda la cabeza en su boca... Dios, si esto no es el paraiso, qué lo es?Sigue tragandosela poco a poco pero golosamente y me hace llegar hasta el séptimo cielo cuando noto su lengua recorriendome todo el cipote mientras succiona con ritmo con el resto de su boca. Le comento sudoroso que como siga así me corro ahí mismo. Sorprendentemente me mira a los ojos y apartandose mi pene de la boca por un momento me dice "adelante torito dame la lechita que tanto me he esforzado por ordeñar". Joder, después de ese comentario estaba tan salido que no pude aguantar más. Mis espasmos la avisarón de que iba a hacer erupción de forma inminente. Siguió con todo mi aparato en la boca y, para mi sorpresa aceptó todo mi líquido de la vida sin pestañear, tragándolo a continuación.
Estaba en éxtasis, habia sido la mejor ración de sexo oral de mi vida, Carla continuaba mirándome con su sonrisa en la boca. No pude refrenarme y volví a lanzar mis labios en busca de los suyos. Nuestras lenguas volvieron a enredarse como cobras en celo durante un buen rato que me pareció toda una vida.Después se separa de mi boca que pide más y guiñándome un ojo me comenta: "Veo que nuestro soldado vuelve a estar listo para formar, señor". Obviamente se referia a mi pene, que volvia a erguirse orgulloso por tan pronta recuperación. Rápidamente y sin dirigirme más palabras me empujó para tumbarme de nuevo en el sofá, y como una amazona que sube a su caballo de guerra, se ensartó de golpe la totalidad de mi sexo en su gruta del placer. Empezó a cabalgar con energia mientras yo la obligaba a bajar un poco para seguir deglutiendo sus deliciosas tetas de diosa. Nuestros gemidos llenaban la estancia, mientras nuestros cuerpos se convertian en uno sólo. Ella llegó a su segundo orgasmo de la velada bañandome literalmente las piernas y el vientre. Estaba empezando a hacer mella el cansancio en ella, así que con cariño la tumbé en el sofá para ponerme yo encima y continuar el bombeo. No sé cuanto tiempo pasó hasta que los dos llegamos juntos a un nuevo orgasmo, el segundo para mi y el tercero en su cuenta.Estábamos reventados, completamente extenuados. Aún así seguimos besaándonos y nos regalamos unas últimas sesiones deliciosas de sexo oral antes de vestirnos de nuevo, excepto por sus braguitas, que me regalo como trofeo por el buen rato pasado. Nos despedimos en el portal de mi casa con un beso apasionado.
Ahora tengo 42 años, estoy felizmente casado y tengo dos hijos. Nunca volví a saber de Carla, pero desde luego que fué durante aquellos breves instantes de nuestra existencia el amor de mi vida, y nunca podré olvidarla. Y si, sigo guardando sus preciosas braguitas, recuerdo de aquel gran dia.
Y tal como vino se fué. Acabé el turno a las cuatro, fuí a cambiarme y comí en uno de los restaurantes del piso de arriba. Eran las cinco y media cuando me presente en la cafeteria. Estaba nervioso como un crio al ver los regalos de reyes en el sofá. La cabeza me daba vueltas como una peonza desbocada.Finalmente, un precioso coche negro aparco justo enfrente y ella bajó tan guapa como en la sección de DVD. Se sentó delante de mi sonriendo. Me tenia loquito, todo un jodido amor a primera vista. Hablamos de varios temas, entre ellos presentarnos, cosa que ni siquiera habiamos echo, para conocernos mejor y tal. Despues de unos cuarenta minutos de animada charla, subimos en su coche y emprendemos el camino hacia mi casa, en la calle Gasómetre.Subimos, le enseño la casa (por suerte mis padres estaban de fiesta con unos amigos), y, sin más preámbulos, ponemos la película prometida. Sentados juntos en el sofá empezamos el visionado de la cinta. Aún recuerdo su risa en la escena de Mr. Creosote. Acaba la película y la comentamos entre risas. Ella se sienta más cerca de mi y no puedo evitar el curso de la naturaleza: me aparece una erección tremenda.Intento ocultarla, pero lo único que consigo es hacer más evidente que le pasa algo a mi entrepierna. Ella sonrie.- Te pasa algo?- No, nada, nada - estoy nervioso, muy, muy nervioso.- No pasa nada? Creo que intentas ocultar lo evidente Guillem.Sigue sonriendo de una manera extraña. De repente acerca su mano hacia el bulto de mi pantalón, estoy completamente paralizado y con cara de atontao. Su mano llega a destino y mientras sigue sonriendo lascivamente, empieza a masajearme el pene por encima del pantalón. No puedo más, borro la mirada estúpida de mi cara y cogiendola suavemente por la barbilla acerco mi boca a la suya y la beso con pasión. Primero parece que la haya pillado por sorpresa, pero enseguida se rehace y empieza a introducir su lengua, que enrolla a la mia como si se tratara de una serpiente. Pasamos un buen rato besándonos como si se acabara el mundo. Ella coge el mando de la situación, me quita los pantalones agitadamente mientras yo le desabrocho la camisa sin dejar de besarnos como si hubieramos encontrado una fuente enmedio del desierto.
Finalmente quedamos en ropa interior, Carla se quita el sujetador mirándome a los ojos. Libera sus perfectos pechos contra los que me lanzo para devorarlos. Muerdo, chupo, succiono, amaso, todo lo que podia, mientras ella emitia gemiditos de placer que me daban a entender que le gustaba lo que le hacia. sin para de lamerle todo el cuerpo, me arrodillo en el suelo y la acabo de desnudar, quitandole sus braguitas, que estaban bien mojadas. Las lanzo hacia atrás y mi lengua se abre paso entre sus labios vaginales. Entonces si que empezó a jadear en serio. Lamia arriba y abajo sin parar, con desesperación, luego cambiaba de velocidad aciendolo más pausado, luego inicio un mete-saca de mi lengua en su cueva de amor para acabar succionándole el clitoris mientras le penetro con un par de dedos y con la otra mano sigo masajeando sus pechos de fantasia.Consigo que llegue a su primer orgasmo tras diez increibles minutos de trabajo oral y manual conjunto. Bebo sus jugos vaginales ansioso como si fuera la fuente de la eterna juventud. Su respiración agitada y su cara enrojecida muestran que le ha gustado mucho mi trabajo y en su mirada picarona veo que me va a recompensar por ello. me dice que me tumbe en el sofa y le hago caso de manera sumisa. Mira mi bulto incandescente en los calzonzillos con ansia voraz en su mirada. Practicamente me los arranca de un fuerte tirón que me sorprende. Por fin mi amiguito se ve libre y se alza orgulloso y desafiante ante Carla, quien empieza a acercar su cara en rumbo de colisión contra él. Agarra fuertemente mi serpiente de un sólo ojo con la mano derecha, ya puedo sentir su aliento sobre ella. Poco a poco empieza a pasarle la lengua arriba y abajo dejando un reguerito de saliva por todo el tronco de mi virilidad. De repente se mete toda la cabeza en su boca... Dios, si esto no es el paraiso, qué lo es?Sigue tragandosela poco a poco pero golosamente y me hace llegar hasta el séptimo cielo cuando noto su lengua recorriendome todo el cipote mientras succiona con ritmo con el resto de su boca. Le comento sudoroso que como siga así me corro ahí mismo. Sorprendentemente me mira a los ojos y apartandose mi pene de la boca por un momento me dice "adelante torito dame la lechita que tanto me he esforzado por ordeñar". Joder, después de ese comentario estaba tan salido que no pude aguantar más. Mis espasmos la avisarón de que iba a hacer erupción de forma inminente. Siguió con todo mi aparato en la boca y, para mi sorpresa aceptó todo mi líquido de la vida sin pestañear, tragándolo a continuación.
Estaba en éxtasis, habia sido la mejor ración de sexo oral de mi vida, Carla continuaba mirándome con su sonrisa en la boca. No pude refrenarme y volví a lanzar mis labios en busca de los suyos. Nuestras lenguas volvieron a enredarse como cobras en celo durante un buen rato que me pareció toda una vida.Después se separa de mi boca que pide más y guiñándome un ojo me comenta: "Veo que nuestro soldado vuelve a estar listo para formar, señor". Obviamente se referia a mi pene, que volvia a erguirse orgulloso por tan pronta recuperación. Rápidamente y sin dirigirme más palabras me empujó para tumbarme de nuevo en el sofá, y como una amazona que sube a su caballo de guerra, se ensartó de golpe la totalidad de mi sexo en su gruta del placer. Empezó a cabalgar con energia mientras yo la obligaba a bajar un poco para seguir deglutiendo sus deliciosas tetas de diosa. Nuestros gemidos llenaban la estancia, mientras nuestros cuerpos se convertian en uno sólo. Ella llegó a su segundo orgasmo de la velada bañandome literalmente las piernas y el vientre. Estaba empezando a hacer mella el cansancio en ella, así que con cariño la tumbé en el sofá para ponerme yo encima y continuar el bombeo. No sé cuanto tiempo pasó hasta que los dos llegamos juntos a un nuevo orgasmo, el segundo para mi y el tercero en su cuenta.Estábamos reventados, completamente extenuados. Aún así seguimos besaándonos y nos regalamos unas últimas sesiones deliciosas de sexo oral antes de vestirnos de nuevo, excepto por sus braguitas, que me regalo como trofeo por el buen rato pasado. Nos despedimos en el portal de mi casa con un beso apasionado.
Ahora tengo 42 años, estoy felizmente casado y tengo dos hijos. Nunca volví a saber de Carla, pero desde luego que fué durante aquellos breves instantes de nuestra existencia el amor de mi vida, y nunca podré olvidarla. Y si, sigo guardando sus preciosas braguitas, recuerdo de aquel gran dia.
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